Cuando muchos escuchan la palabra «póker», de inmediato piensan en apuestas ilegales, ambientes oscuros o personas peligrosas. Sin embargo, para Linda Stonesifer y su hijo, Tyler Miller, el póker es algo muy distinto. Para ellos, es una forma de compartir, de pasar tiempo juntos y de romper con esos prejuicios que rodean al juego.
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Cada miércoles por la noche, Linda y Tyler se reúnen en el American Legion Post 408 para participar en el torneo de póker. Y aunque puedan estar en mesas diferentes o compitiendo entre ellos, lo que realmente disfrutan es el tiempo que pasan compartiendo una pasión en común. «Lo que más me gusta del póker no es solo el juego, sino poder estar con mi hijo. No hay muchas oportunidades de conectar de esta manera y eso lo hace especial«, comenta Linda con una sonrisa sincera.
Tyler, quien sirve en la Fuerza Aérea, ve el póker como una excelente manera de pasar tiempo con su madre mientras ejercitan sus mentes. “A veces la gente piensa que el póker es cosa de tramposos o que es peligroso, pero para nosotros es todo lo contrario. El póker es un deporte mental, requiere estrategia, concentración y habilidades para leer a los oponentes. Es una forma divertida de mantener nuestras mentes activas mientras nos divertimos«, dice. Mientras otros buscan formas más convencionales de conectar, ellos encontraron en las cartas la excusa perfecta para estrechar lazos.
Linda lleva años jugando póker y cuando se mudó a Kansas para estar más cerca de Tyler y sus nietos, no quiso dejar atrás esa parte de su vida. «Siempre me ha gustado el póker, pero lo mejor de todo es que ahora puedo jugarlo con mi hijo. Me encanta que nos reta y nos mantiene unidos«, afirma. Para ella, lo importante no es ganar o perder, sino el hecho de estar juntos, de compartir momentos que refuerzan su relación.
Lejos de los estereotipos negativos, Linda y Tyler han demostrado que el póker no tiene que ver con lo que muchos piensan. Es un juego que, en su caso, ha sido una herramienta para mantenerse conectados, fortalecer su vínculo y crear recuerdos que durarán toda la vida. “Lo más bonito de todo es que mientras otros ven el póker como algo malo, para nosotros ha sido todo lo contrario. Nos ha dado la oportunidad de pasar tiempo juntos, reírnos y mantener viva nuestra relación”, dice Linda, agradecida de haber encontrado esta forma tan especial de estar cerca de su hijo.