¿Dejarías tu trabajo para vivir del póker? El testimonio de un cambio radical

 

Hélvio Queiroz es un jugador brasileño que decidió cambiar el rumbo de su vida por completo. Durante años trabajó en el sector financiero, con un horario fijo y una rutina que conocía de memoria. Pero algo dentro de él le decía que no estaba donde realmente quería estar. Y ese “algo” era el póker.

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Desde hacía un tiempo, Hélvio venía jugando por las noches, después del trabajo. Comenzó como pasatiempo, pero con los meses se dio cuenta de que sus resultados eran consistentes. Entonces empezó a estudiar más, a mejorar su juego y a soñar en grande. Hasta que llegó el momento de tomar una decisión, dejar su empleo y dedicarse al póker de manera profesional.

No fue fácil. Como él mismo cuenta, “tenía miedo, claro. No sabía si iba a funcionar. Pero tampoco quería pasarme la vida preguntándome qué habría pasado si lo intentaba”. Con esa mentalidad, decidió dar el salto. No lo hizo con un gran bankroll ni con un sponsor detrás. Lo hizo a su manera, con disciplina, estudio y muchas ganas de crecer.

Su historia empezó a conocerse más cuando creó el canal Poker Resistência. Ahí compartió un reto personal de 30 días jugando torneos con un bankroll limitado, mostrando el día a día de un jugador en formación. No se trataba de presumir ganancias, sino de mostrar la realidad, con sus altibajos. “Hay días en los que todo sale bien y otros en los que te preguntas si estás haciendo lo correcto”, dice. Pero siempre vuelve a sentarse frente a la mesa virtual, convencido de que este es su camino.

Además de jugar, Hélvio ha tenido la oportunidad de comentar eventos importantes como el CPH en São Paulo, donde también logró destacar como jugador con dos mesas finales. Lejos de considerarse una estrella, se describe como alguien que sigue aprendiendo. “Esto no se trata solo de cartas. Se trata de conocerte a ti mismo, de aguantar la presión, de tener cabeza para seguir adelante incluso cuando no ganas”, contó en una entrevista para Mundo Poker.

Su historia comienza a resonar más allá de las fronteras brasileñas, mostrando que el póker, bien llevado, puede ser más que un pasatiempo. No se trata de suerte ni de fórmulas mágicas, sino de constancia, estudio y paciencia. Para quienes están dispuestos a recorrer ese camino, como lo hizo Hélvio, el esfuerzo puede tener su recompensa.

 

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